Murió el oso Arturo, el último oso polar de Argentina, que hace 2 años fue bautizado como el “animal más triste del mundo”, murió ayer 3 de julio en el zoológico de Mendoza, donde «vivía» desde 1993 cuando lo trajeron de Búfalo, Estados Unidos. El animal de 31 años de edad murió muy lejos de su hábitat natural y en medio de una gran polémica por su encierro y por el deplorable estado del parque.
Arturo nació en 1985 en el zoológico de Colorado, Estados Unidos, llegó al Zoológico de Mendoza cuando tenía 8 años, y fueron dos décadas después cuando comenzaron a multiplicarse las noticias y la preocupación de las personas amantes de los animales por su estado de salud.
Murió el oso Arturo en el Zoológico de Mendoza
A principios del mes de mayo de 2012, Arturo perdió a su única compañera, Pelusa, una osa polar que vino desde Alemania. Desde ese momento no tuvo contacto con otros animales de su especie e ingresó en una depresión profunda.
Después de la muerte de Winner, el único oso polar del Zoológico de Buenos Aires que Murió en diciembre de 2012, Arturo se convirtió en el último ejemplar de su especie en Argentina.
Desde entonces las asociaciones ambientalistas y defensoras de los derechos animales comenzaron a movilizarse por la salud del oso polar. El objetivo era mudarlo del Zoo de Mendoza al Parque Zoológico Assiniboine de Canadá.
Una campaña se realizó años atrás y se viralizó por las redes sociales, juntó a más de 420.000 firmas, para trasladarlo a Canadá, un hábitat más adecuado que el Zoo de Mendoza, que suele alcanzar temperaturas de 40 grados durante el verano.
Aunque la gente de todo el mundo se unió para ayudar a Arturo a conseguir su libertad, el oso seguía sufriendo en ese lugar y una junta internacional de veterinarios aconsejó no moverlo de del zoológico, ya que por su avanzada edad no era posible anestesiarlo para que realizara un viaje largo.

“Someterlo a un traslado pone en riesgo su vida”, fue la principal conclusión del trabajo que realizaron en conjunto especialistas de los zoológicos de Buenos Aires, La Plata, Córdoba, Temaikèn, Uruguay y la reserva de Canadá.
Gabriel Flores, residente de Mendoza, fue quien inició la petición en 2014. Él es integrante de la organización Ecológicos Unidos. El hombre también incluyó una propuesta para que el zoológico de Mendoza se convierta en ecoparque, sin jaulas ni animales exóticos, sólo con ejemplares autóctonos en rehabilitación o rescatados del mascotismo.
Desde que comenzó la campaña, Gabriel consiguió algunas mejoras. El zoológico agrandó la pileta y puso aire acondicionado en la jaula del oso Arturo.
En mayo del presente año, luego de analizarlo, los especialistas determinaron que el estado de Arturo era crítico. Se detectó pérdida de apetito, disminución de su peso, visión y olfato.
A través de un comunicado, las autoridades indicaron que Arturo presentaba un cuadro clínico terminal debido a su avanzada edad y que desde hacía varios días había entrado “en un proceso de descompensación y deterioro marcado irreversible”.
Murió el oso Arturo
Desde el pasado viernes, el equipo de veterinarios y los funcionarios de la Secretaría de Ambiente y Ordenamiento territorial se quedaron junto al animal para acompañarlo y que su deceso fuera tranquilo. Ellos contemplaban la posibilidad de «dormirlo» para evitarle sufrimiento ya agotadas todas las instancias de tratamientos, pero la naturaleza siguió su curso y el domingo en la tarde falleció.
“Falleció por un desbalance hemodinámico, lo que desencadenó en una descompensación multisistémica”, esa fue la explicación técnica del gobierno mendocino.
Más información: La Nacion
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