A la mayoría de los perros les gusta tener su propio lugar para dormir por la noche, como acurrucarse al pie de la cama o en su propia cama, pero no a George. Este perrito siempre puede adivinar cuándo su madre está teniendo un día difícil y lo necesita cerca, por lo que insiste en dormir a su lado, frente a frente como a él le gusta.
Jami Croslow necesitaba urgentemente un amigo hace tres años. El más joven de sus dos perros había fallecido repentinamente de cáncer, y su perro más viejo, Jack, a quien adoptó de un refugio de animales en la isla de Guam en 2004, ya tenía más de 15 años.
Jami dijo a The Dodo:
«Realmente me rompió el corazón y me tomó por sorpresa porque siempre pensé que mi perro más viejo, Jack, sería el primero en irse».
Jami pasó toda su vida rodeada de perros, ella creció como voluntaria en refugios de animales y cuidaba del cocker spaniel de su familia. Así que empezó a buscar a otro amigo peludo.
Fue así como conoció al pequeño perro con manchas marrones y orejas cómicamente grandes que llamó su atención.
Ella dijo:
«Solo tenían un par de fotos de él, pero parecía una mezcla de corgi, que realmente me gusta. Porque todos los perros que he tenido en el pasado han sido corgis o mezcla de corgi».
Los trabajadores del refugio le dijeron que George había sido abandonado junto con otros 20 animales en un parque de casas rodantes después de que su dueño fuera desalojado. Durante cinco semanas, George casi había superado su estancia en el refugio donde había sobrevivido gracias a que se ganó el corazón de un oficial de control de animales que no podía soportar sacrificarlo.
George duerme cara a cara con Jami todas las noches
Después de descubrir más sobre su edad y temperamento, parecía que George encajaría perfectamente en la familia de Jami, por lo que aceptó adoptarlo, sin ir a verlo. Contactó a un grupo de Facebook que organizó el transporte del perro y lo recogió en una parada de descanso de Carolina del Sur.
Cuando Jami se encontró con George por primera vez, apenas podía ocultar su sorpresa.
Jami dijo:
«Conocí a la mujer que tuvo a George y ella abrió su camioneta y no se parecía en nada a un corgi galés. Me sentí como si hubiera sido engañada por un perro».
Pero su decepción no duró mucho.
«Estoy mirando a este perro tonto y estoy pensando, ‘Bueno, te amo, así que supongo que nos vamos a casa'».
Jami tenía una cama preparada para su nuevo amigo, pero resultó innecesaria.
«Esa noche George insistió en dormir conmigo en la cama, y lo hace todas las noches».
Desde la primera noche, George no ha dejado a su madre fuera de su vista.
«George es la criatura más acurrucadora (¡incluidos los humanos!) Que he conocido. Su posición de sueño favorita es una cuchara cara a cara. A él realmente le gusta si estamos de nariz a nariz, lo que no puedo hacer, porque necesito respirar, por lo que generalmente dormirá con su nariz acariciando mi cuello».
Si bien el vínculo entre Jami y George fue casi instantáneo, un miembro de la familia necesitó un poco de tiempo para adaptarse al nuevo perro.
Jami dijo:
«Recuerdo que cuando traje a George a casa, Jack lo miraba como ‘¿Qué es lo que trajiste a casa?'».
George nunca deja sola a su mamá
Pero mientras que George sigue siendo el molesto hermano pequeño de Jack, que ahora tiene 19 años, los dos se han convertido en mejores amigos. Ambos han estado allí para su madre cuando más los necesita, lo que demuestra que incluso en los momentos más oscuros hay cosas buenas en el mundo.
«Como personas, nos despertamos y pensamos: ‘¿Qué tenemos que hacer hoy?’ y es estrés y preocupación, pero con él [George], vive el momento y encuentra lo bueno en cada momento. A través de los altos y bajos, estos perros me han dado una razón para levantarse por la mañana; me han dado mucha alegría».
Un año después de adoptar a George, Jami se enfrentó a uno de los períodos más difíciles de su vida, sufrió un aborto espontáneo y perdió su trabajo en el lapso de un mes, lo que afectó su relación con su pareja. Pero en lugar de dejar que su madre cayera en depresión, George y Jack sabían que era hora de devolver el favor a la mujer que los rescató.
Jami dijo:
«Hubo algunos momentos en los que simplemente no quería estar en esta tierra nunca más. Había perdido toda esperanza, y estos perros no se apartaron de mi lado. Me dieron una razón para vivir en un momento realmente difícil».
Aunque su relación terminó, Jami está muy agradecida de tener a sus perros leales a su lado. Ella sabe que pase lo que pase, todas las noches George se irá a la cama y se acurrucará cerca (quizás demasiado cerca), y ella no lo cambiaría por nada del mundo.
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