Forastero es uno de los 11 perros rescatados por Martín Miranda y su familia, los cuales también rescataron a un caballo que iba a ser donado a un zoológico como alimento para los leones. El caballo al que llamaron Canario estaba muy enfermo, hasta que llegó el final y el perro acompañó a su amigo, nunca lo dejó solo.
Canario se encontraba muy débil y casi no podía sostenerse sobre sus patas, pero aun así, la familia decidió pedirle al dueño que se los diera a ellos para intentar salvarlo. No podían resignarse a la idea de dejar morir a este caballo y antes ya habían rescatado a gallinas, conejos y perros.
Canario estuvo cinco meses viviendo con la familia de Martín, y en todo ese tiempo el no mejoró. La condición médica de Canario empeoró hasta que ya no pudo volver a ponerse sobre sus patas.
Los integrantes de Ayuda a Caballos Maltratados (ACMA), de Argentina, recibieron la alerta de otra ONG, Voluntarios por nuestros caballos (VPN), sobre un caballo que se encontraba tirado en el suelo y que no podía levantarse.
Ellos y el veterinario Corse partieron hacia el lugar, pero al llegar allí se encontraron con lo que parecía ser a simple vista un caso de abandono y maltrato animal.
Pero al conversar con Martín y examinar al caballo, el veterinario se dio cuenta de que se trataba de un caballo ya muy viejo, que había vivido 37 años, el equivalente a 98 años para los humanos. Teniendo en cuenta que lo máximo que vive un caballo es de 35 a 40 años en promedio. La familia se sorprendió al saber que el caballo no era joven como ellos pensaban.
Ellos intentaron levantar a Canario con la ayuda de los bomberos, pero el animal no mostró fuerza.
Perro acompañó a su amigo, un caballo moribundo hasta el final
En realidad el caballo ya estaba muy anciano y muy agotado, sus huesos estaban carcomidos, no tenía dentadura y tenía claros signos de desgaste, propios de su avanzada edad.
Entonces el veterinario Corse entendió que no se encontraba frente a un caso más de maltrato de caballos, comunes en la zona donde se los utiliza como carreros hasta matarlos por agotamiento.
La familia de Martín también se encontraba muy triste y desesperados porque su amado Canario ya no podía más.
Canario ya no podía levantarse más porque estaba muriendo, así que el veterinario le puso una inyección para que durmiera y descansara finalmente de su largo viaje por la vida.
La noticia de sacrificar a Canario produjo estupor en la familia, pero finalmente entendieron que el caballo al que creían joven y desmejorado, era un animal viejo que deseaba descansar en paz.
Mientras tanto Canario no estuvo solo, pues Forastero, su amigo fiel, estuvo a su lado hasta el final. El perro apoyó su cabeza sobre la de Canario y le ofreció su compañía.
Canario fue enterrado en el terreno de la casa, en un pozo que Martin y su familia cavaron mientras las lágrimas corrían por su rostro.
Más información: ACMA | La Nación
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