El soldado fue condenado por cometer actos de crueldad animal al ahogar a su perra Riley para evadir algunas de sus deudas con el veterinario. El hombre llamado John Garret Burrow deberá cargar consigo la foto de Riley por un periodo de prueba de dos años en libertad condicional, con el fin de que recuerde a cada instante su terrible equivocación.