Lindsay Dyer disfruta de abrazar a su perro, un encantador perro salchicha llamado Franklin. Pero el adorable canino rescatado puede ser que no comprenda en absoluto de límites y se convierte en un chico un tanto pegajoso, especialmente cuando su madre debe sentarse en su silla a trabajar cada día.
Para Lindsay no existe mejor lugar para realizar sus tareas diarias que su sillón favorito de orejas grises, pero tan pronto como Franklin la ve sentada, entiende todo como una invitación a su regazo. Esta situación no resultaba práctica para Lindsay, hasta que encontró la solución perfecta.
Lindsay le dijo a The Dodo:
«Es un chico súper relajado. Siempre que pueda estar con su gente o con su hermano gato, Bagheera».
Perro no deja de sonreír después de conseguir una silla

Lindsay agregó:
«Cuando comenzó la pandemia, pasé mucho tiempo en el control remoto y pasé mucho tiempo en mi silla tratando de escribir con un perro en mi regazo. Vi que IKEA tenía una silla para niños a juego. Tenía la esperanza de que conseguirle su propia silla haría que dejara de robar la mía y fuera a buscarla el primer día que IKEA volvió a abrir».

Tan pronto como Lindsay llevó la pequeña silla a juego y la instaló en su oficina, colocó el juguete de peluche favorito de Franklin y él se dio cuenta de inmediato que era un obsequio especial para él. Estaba realmente feliz y no podía disimularlo.

Lindsay agregó:
«No hace falta decir que está muy contento. Es su lugar favorito en mi oficina».

Por supuesto, a su hermano felino también le gusta la silla pequeña y se ha convertido en su lugar especial. Por suerte, el adorable Franklin no tiene ningún reparo en hacer un poco de espacio para Bagheera a su lado en la nueva silla.

Su madre asegura:
«Son mejores amigos y, a veces, enemigos. Comparten la silla, para gran disgusto de Bag. Pero constantemente se acurrucan en la silla o en cualquier cama que encuentran y no les gusta dormir sin el otro».

Todo parece indicar que no importa en qué silla desee descansar Franklin, siempre tendrá que hacer un espacio y compartir con su hermano felino. Por supuesto, cuando el curioso perrito decide robar la silla de su madre por cortos periodos de tiempo, Bagheera sabe que obtiene una silla para él solo, y le encanta.