Durante años, Andrea Uppington ha disfrutado de la compañía silenciosa de un visitante salvaje en su jardín del Reino Unido: un zorro curioso que, aunque esquivo, deja huellas de su presencia en el rincón verde que ambos comparten.
Sin buscar interacción directa, Andrea ha aprendido a reconocer sus hábitos—desde dormir al sol hasta enterrar pequeños tesoros en los arriates. La naturaleza sigue su curso, y ella se siente afortunada de ser testigo de ello.
Ella le dijo a The Dodo:
«Sigue haciendo notar su presencia. Desentierra montones de abono, duerme en los parterres y al sol, y entierra huevos en los arriates».
Mujer encuentra un zorro durmiendo en su sofá

Una noche, tras regresar de una velada con amigos, encendió la luz del patio y descubrió algo que la llenó de ternura: su sofá al aire libre había sido elegido como el refugio perfecto para un descanso profundo. Ahí, despatarrado sobre los cojines, el zorro dormía plácidamente, ajeno a todo.

Andrea se quedó observando por un momento, maravillada de ver a su esquivo vecino en un estado tan sereno. Sin querer interrumpir su sueño, apagó la luz y lo dejó disfrutar de su descanso nocturno.

Ella dijo:
«Me sorprendió que no se moviera al encender la luz. Parecía muy tranquilo y profundamente dormido. Me alegré mucho de verle tan relajado. Le dejé dormir y apagué la luz del patio».

A la mañana siguiente, el sofá estaba vacío, pero las huellas del visitante aún marcaban su paso. Aunque el zorro había retomado su camino, Andrea estaba segura de que volvería, como siempre lo hacía. Y cada vez que lo hace, su jardín se siente un poco más especial.