Willow era parte de una camada de cachorros de mastín napolitano de un criador que quería venderlos cuando cumplieran las 8 semanas de vida. El problema para él era que Willow era la única que no podría generar dinero pues tenía una enfermedad que le impedía moverse. Tratar a Willow le iba a costar dinero al criador así que mejor posteó en Facebook que se iba a deshacer de ella ya que el animal no podía caminar.
De esta manera Jennifer Williams se enteró de la existencia de Willow y manejó kilómetros y kilómetros para poderla rescatar a tiempo. Ella se detuvo en la casa del criador en el sur de California, no fue difícil de detectar a Willow, un mastín napolitano al que nadie quería.
«Veo estos cinco pequeños cachorros perfectos corriendo por el patio», dijo Jennifer en YouTube. «Y entonces pude ver el que yo necesitaba conseguir». Jennifer es la fundadora de un grupo llamado 2nd Chances Rescue con sede en Norco, California, que se especializa en ayudar a perros «insalvables».
«No hacía otra cosa que mantenerse a flote en el patio, de plano sobre su estómago». Willow nació con Swimmer Puppy Syndrome o síndrome del cachorro nadador, una enfermedad que se caracteriza por un pecho plano, poco profundo y las extremidades sobresalen directamente hacia afuera. «Willow absolutamente no podía caminar», dijo Jennifer.
«Ella probablemente habría muerto de hambre», dice ella. Ya que el animal tenía la comida enfrente pero no podía llegar a ella. Jennifer dice que el criador había publicado un mensaje en las redes sociales donde decía que iba a tirar a la basura al cachorro.
«Tan pronto como la vi, supe que tenía que empezar de inmediato», dijo Gina Gould, la terapeuta que primero examinó a Willow. «Fue bastante grave». Ella utiliza usó una electro-terapia llamada Acuscope para estimular los nervios de la columna de Willow, y después de unos pocos días, Willow estaba dando sus primeros pasos.
Esta perra no podía caminar y la iban a tirar a la basura
Unos meses después la perra ya estaba corriendo e incluso aprendió a nadar.
A los tres meses de edad Willow ya era una cachorra normal creciendo como cualquier otro perrito de su edad y con una energía increíble. Una verdadera guerrera. Cuando pusieron a Willow en contacto con el agua fue «amor a primera salpicadura».

«Willow ha llegado tan lejos. Se está desarrollando y creciendo al igual que un cachorro normal», dice Jennifer. «Ella es un cachorro muy, muy especial», dice ella. «Ella es muy segura de sí misma. Y eso es probablemente lo que le ayudó a sobrevivir. Porque ella sabe lo que quiere y no se interponga nada en su camino».
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Más información: 2nd Chances Rescue
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