Violetta, una refugiada ucraniana de 86 años, huyó de Odessa junto a su familia cuando iniciaron los ataques y fuertes bombardeos en su país. La mujer mayor se esforzó por llevar con ella a su perrita llamada Tasha, pero se vio obligada a dejarla al cuidado de una familia en Rumanía porque se estaba «debilitando» y no podía encargarse más de Tasha por el momento.
Violette temía no volver a ver a su amada perrita, desde que su familia viajó y llegó a Irlanda a principios de marzo, con la situación en su país y las dificultades para moverse entre las fronteras, pero estas grandes amigas recientemente se reunieron en un momento bastante conmovedor en el condado de Clare en Reino Unido.
Luego de escuchar su historia, Debbie Deegan, una mujer de Dublín quien había ayudado a la familia de Violetta a llegar hasta Irlanda, dedicó varias horas de trabajo para asegurarse de que se reunieran. La mujer localizó a la familia rumana que cuidaba de Tasha, y después de muchos trámites lograron llevarla hasta Inglaterra.
Abuela se reúne con su amada perrita de 12 años

Debbie recuerda que, cuando conoció a Violetta en el aeropuerto de Dublín, la abuela no paraba de hablar sobre su amada Tasha.
La mujer le dijo a Irish Mirror:
“La familia había venido a través de Ucrania y de Moldavia. Violetta estaba bastante estresada por todo el asunto y cuando llegaron a Rumanía no podían cuidar al perro, así que se lo dieron a una familia rumana. La devastó. Ella estaba con el corazón roto. Era su mejor amiga, así me lo dijo cuando me conoció”.

Con la ayuda de la nieta de Violetta, lograron encontrar finalmente a la familia rumana que cuidaba a Tasha. Después de preparar los trámites burocráticos, un amigo de Debbie, John D’Arcy, de Waterford, recaudó fondos para así transportar a Tasha hasta Inglaterra.
Luego de leer una publicación en un sitio web de ayuda ucraniana en el Reino Unido, Lisa Kay contactó a Debbie y se ofreció a cuidar temporalmente a Tasha durante su travesía. De allí, John viajó hasta Gran Bretaña en ferry para la última etapa de la misión.

Finalmente, y luego de un viaje de 12 días y más de 1,800 millas a través de las fronteras de siete países, Tasha y Violetta se reunieron, y al verlas juntas, cada esfuerzo valió la pena para todos los que presenciaron la reunión.

Debbie cuenta:
“La abuela inmediatamente comenzó a llorar y, para ser honesto, todos estábamos llorando cuando sucedió. Fue muy emotivo”.
En medio de las lágrimas y la emoción por el reencuentro, la abuela dijo a su amada compañera canina mientras esta lamía emocionada su rostro:
«Por favor, perdóname por dejarte Tasha, no tuve opción».