Los animales con necesidades especiales nos demuestran que debemos seguir con nuestras vidas a pesar de las dificultades, y una perrita ciega que vive en Toronto, Canadá, es un claro ejemplo de cómo debemos enfrentar los problemas.
Cuando Mandy Leung llevó a su casa a una perrita Husky de 10 semanas de edad, llamada Mackenzie, de inmediato se dio cuenta de que era especial. La adorable Mackenzie, ya estaba totalmente ciega de su ojo derecho, debido a un glaucoma ocular que le dañó sus nervios ópticos.
Lamentablemente, aproximadamente un mes después de saber sobre esta complicación, la perrita se despertó sin poder ver por su ojo izquierdo, quedando totalmente ciega.
Perrita ciega se emociona con la nieve
A pesar de este inconveniente, Mackenzie nunca ha dejado que su ceguera se interponga en la manera de disfrutar su vida al máximo.

Quedar ciega a una edad temprana le ha permitido adaptarse perfectamente a su entorno, y vive como cualquier otro perro.

Mandy escribió en Instagram:
«¡Se desplaza perfectamente por lugares nuevos y puede jugar a buscar como un perro normal!».

Además, la mujer asegura que a veces olvida que es ciega porque «la mira» directamente a los ojos cuando le habla o le quiere pedir algo. Mackenzie tiene los mismos gustos de cualquier otro perro, le gusta jugar en el parque con amigos, acurrucarse con su madre y dar paseos largos.

Mandy dijo a The Dodo:
«Mackenzie es muy callada en casa, pero es muy tonta y traviesa afuera. Ella es la cachorra más amigable y nunca ha conocido a alguien que no le agrade».
Pero lo cierto es que Mackenzie tiene un gusto particular y especial por algo, y se trata de la nieve, es su pasatiempo favorito. Parece que Mackenzie esperará todo el año a que el invierno llegue, y cuando finalmente empieza a caer la nieve no puede contener su emoción.

Aunque no puede ver, tan pronto como siente la nieve en su cara, en sus bigotes y en su cuerpo, su reacción realmente es muy dulce.
Mandy comentó:
«La nieve es una de sus cosas favoritas y no quiere entrarse si hay nieve».

Su hermoso y abundante pelaje la aísla del frío, por lo que puede jugar durante horas sin ningún problema, pero si su madre lo permite.
Debido a su ceguera, Mackenzie ha logrado mejorar sus sentidos del olfato, oído y tacto, y al parecer, la nieve los deleita a todos. Es evidente que la adorable Mackenzie quisiera que la nieve durara por siempre, pero por ahora, tendrá que conformarse cada vez que llegue el invierno.

La hermosa reacción de la perrita es un ejemplo para todas las personas, que demuestra que ser feliz es una decisión.