Andrea Castrillón siempre sintió una gran afinidad hacia los animales. Desde pequeña se crió en el campo donde siempre estuvo rodeada de vacas, caballos, ovejas y perros. Actualmente, vive junto a su esposo en una finca en Medellín, Colombia, y son los padres adoptivos de una variedad de animales.
Todo inició como un hogar temporal, pero los animales ocuparon un lugar tan grande en sus corazones y sus vidas, que entendieron que su vocación de cuidado trasciende más allá, así que conformaron el refugio de animales Second Chances.
Hoy en día el refugio acoge a perros, gatos, conejos, cerdos, gallinas, un caballo llamado Fósforo, un ovejo de nombre Horacio y a la más consentida de todos en casa: una vaca rescatada desde pequeña llamada Clementina.
Vaca rescatada actúa como un perro gigante

Clementina se ha convertido en una parte muy importante en la vida de Andrea, quien regularmente suele publicar sus ocurrencias en sus redes sociales. Ella asegura que la encantadora vaca disfruta de pasar el tiempo a su lado y suele reclamarle muchos mimos, besos y abrazos cada vez que lo desea.

Clementina fue rescatada unos años atrás y desde entonces ha hecho parte de la extensa familia de Andrea. La vaca disfruta jugando con los demás animales, corriendo por el campo y tomando siestas junto a los perros.

Andrea le dijo en una entrevista al medio de comunicación universitario Bitácora:
«Tenía solo cuatro días de nacida y era solo orejas y ojos. Yo no tenía ni idea de cómo cuidar un bovino huérfano. Clementina no tuvo la oportunidad de tomar calostro los primeros días y eso es fundamental para su desarrollo. La cuidaba del frío, le ponía sacos y chalecos».
Andrea recuerda que gracias a una amiga de la infancia, quien es la directora de la fundación Danino, ella inició como hogar temporal para animales en adopción. De esta manera, junto a su esposo, se dieron cuenta de todo lo que hay detrás del mundo de la explotación de los animales domésticos, por lo que descubrieron su deseo por rescatar a aquellos que más lo necesitaban y ofrecerles un hogar donde pudieran vivir felices el resto de sus vidas.
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Andrea y su esposo saben la ardua tarea que implica el cuidado de todos sus animales, pero sin duda ellos se sienten afortunados al brindarles una segunda oportunidad, donde todos ellos puedan pasar el resto de sus vidas siendo amados y cuidados.