Michele y Jeff Allen son una pareja que reside en una enorme casa de seis acres en Southampton, Nueva Jersey, y albergan a perros mayores, muchos de ellos, necesitan un hogar para disfrutar de sus últimos días en paz. Ellos se han enfocado en el cuidado de estos perros desde 2010, pasando su tiempo acompañándolos y reconfortándolos mientras se acercan al final de sus vidas.
La pareja cuida perros en casa, donde aseguran que no existen las reglas, lo que significa que incluso las camas de los niños, además de cualquier rincón, están permitidos para los perros. Allí, los dulces peludos reciben abrazos y mimos de parte de los voluntarios mientras pueden jugar afuera todo lo que quieran.
En Monkey’s House Dog Hospice and Sanctuary, los perros reciben comidas caseras todos los días, además cuentan con visitas frecuentes al veterinario. Cabe recordar que la mayoría de estos perros provienen de pasados difíciles, así que este santuario es prácticamente el cielo en la tierra para estos peludos.
Pareja cuida perros al final de sus vidas

Monkey’s House, a Dog Hospice & Sanctuary recibe el apoyo de voluntarios locales que ayudan a cuidar a los perros. No es una tarea fácil, ya que muchos de los perros son ciegos, sordos, tienen soplos cardíacos graves, dificultad para caminar u otras dolencias, pero cada tarea dentro del refugio es realizada con amor.

Michele y Jeff han ayudado a tantos perros adultos como ha sido posible. Eso incluye al difunto Monkey, de allí proviene el nombre del santuario.
Monkey era un pequeño perro que padecía de algunos problemas cardíacos. Cuando Monkey falleció, los Allen encontraron la inspiración para crear la organización. En el santuario muchos de los perros tienen diferentes padecimientos, desde afecciones cardíacas hasta diabetes y cáncer.

Michele asegura que los refugios en realidad no tienen mucho dinero asignado para perros mayores, por lo que llaman al santuario para que los adopte. Hubo casos en los que adoptan perros solo para que reciban mejor atención veterinaria.

Michelle le dijo a Ron Project:
“Mientras los perros se están muriendo, también están viviendo y tienen necesidades muy específicas. Y no hay ayuda para eso, no hay fondos para la atención veterinaria, no hay fondos para nada”.

Los Allen y los voluntarios se aseguran de que todos sus perros sepan lo que es ser tratados con amor. Si no fuera por su labor, muchos perros morirían en los refugios sin saber lo maravillosa que es la vida en un hogar rodeados de afecto.

Tratar cualquiera de las condiciones de salud de los caninos es realmente costoso, y la fundación depende prácticamente de las donaciones de personas externas. Una compañía de comida para perros también ayuda donando más de 60 libras de alimento cada semana.

El santuario además cuenta con 50 increíbles voluntarios que dedican su tiempo a ayudar a la pareja, cuidando a los perros todos los días. Estos adorables peludos pueden estar llegando al final de sus vidas, pero gracias al equipo dentro del santuario, pueden sentarse, relajarse y vivir sus días en paz y rodeados de amor.