Victor ha sido un gato increíblemente extrovertido desde que Irene Olocco lo llevó a casa. A él le encanta seguir a su madre a donde quiera que vaya y ama a todos los extraños que conoce, pero a pesar de su confianza, él tiene un gran y muy extraño miedo.
Cuando apenas era un gatito, Irene descubrió que lo que más odia Victor son las mandarinas.
Irene dijo a The Dodo:
«Estábamos juntos en el sofá, agarré una mandarina y, cuando comencé a pelarla, siseó y salió corriendo».
Gato le tiene miedo a las mandarinas

Entonces fue cuando Irene se enteró de que todas las frutas similares a las naranjas eran el terror de Víctor, y él no se acercaría de ninguna manera a ellas.

Como Victor siempre ha sido un poco terco, especialmente cuando se trata de las «reglas de la casa», Irene decidió usar esta nueva «kriptonita» para su ventaja.
Irene dijo:
«Comencé a poner naranjas o mandarinas en los muebles donde no quería que se subiera y funcionó».

A Victor siempre le ha gustado ignorar una regla en especial, en esta época navideña: «no destruir el árbol de Navidad».
Cada año, roba bolas de Navidad del árbol y destruye algunos adornos, y como Irene no pudo inventar un manera de mantenerlo alejado de eso, finalmente se le ocurrió la mejor idea.

Ella dijo:
«Estaba harta de decirle que no tocara las bolas. A media mañana decidí comer una mandarina y surgió la brillante idea… ¡Funcionó de inmediato!».

Irene creó este «campo de fuerza» hecho de mandarinas para proteger el árbol. Por mucho que le encante atormentar los árboles de Navidad, Victor odia las mandarinas aún más, y por eso no iba a intentar molestar el árbol.

El árbol de Navidad de Irene está a salvo ahora gracias al extraño miedo de Víctor por las mandarinas.
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