Mientras se dirigía a su trabajo en su bicicleta, una mujer llamada Matea vio a lo lejos lo que parecía una pequeña bolita peluda a un costado de la carretera. Mientras se acercaba, la mujer se dio cuenta de que la pelusa se trataba de un pequeño gatito sin hogar que deambulaba solo en medio de aquella concurrida intersección.
Muchas personas pasaron cerca del felino, pero no se interesaron en ayudarlo, así que Matea decidió detenerse para ofrecerle la ayuda que el pequeño tanto necesitaba.
Matea le dijo a The Dodo:
«Siempre he tenido una debilidad por los animales necesitados, y al verlo tan pequeño, caminar sin que nadie se preocupe, supe que tenía que hacer algo».
Gatito sin hogar se queda dormido en la mochila de esta ciclista

Al principio Matea se acercó con calma para no asustar al diminuto gatito sin hogar. Tan pronto lo tomó en sus brazos, el felino estaba en completa calma y parecía muy aliviado de encontrar ayuda finalmente. La mujer puso al gatito en el interior de su mochila y continuó su camino en compañía de su nuevo amigo.
Matea recuerda:
“Al principio, estaba un poco quisquilloso cuando lo metí en la mochila. Muy pronto, se puso cómodo con el vestido que tenía allí y se quedó dormido con él… Creo que se dio cuenta de que tenía un lugar suave y seguro para dormir».

Ya en casa, matea decidió llamar a su nuevo amigo Gizmo, allí le permitió continuar su sienta al interior de su mochila, donde al parecer el felino se sentía a salvo. La mujer y su novio llevaron a Gizmo al veterinario, el gatito estaba en mal estado, así que le administraron líquidos, lo desparasitaron y lo trataron contra las pulgas.
En poco tiempo, Gizmo se sintió mejor y dejó salir su dulce personalidad a flote.
Matea cuenta:
“Es un conejito de Energizer: brinca, muerde tus tobillos, juega con los muchos juguetes que tiene. De vez en cuando, salta sobre mi espalda, ¡como si recordara ese paseo en mochila el día que lo encontré!».

Ahora Gizmo y su madre adoptiva disfrutan del tiempo que pasan juntos y se han adaptado muy bien el uno al otro. El felino disfruta seguir a su madre por la casa en busca de caricias y mimos.
Matea asegura:
“Le encanta acurrucarse conmigo cuando me despierto por la mañana y cuando regreso del trabajo. Comenzamos todas las mañanas con él tomando una siesta en mi regazo durante media hora mientras yo bebo mi café de la mañana».

Matea disfruta de compartir sus días con su nuevo amigo felino, y está segura de que haberse detenido aquel día para ayudar al gatito abandonado fue lo mejor que pudo pasarle a ambos.

Finalmente, la mujer dijo:
«Solo quiero que mi historia atraiga a alguien más para que esté atento a los animales más vulnerables, y ayude en todo lo que pueda».