Mishka casi se muere dos veces, esa batalla contra la muerte le costó la pata y la pelvis, pero también a su humana, Natalia George, de 26 años de edad, de Canterbury, Kent, no sólo le costó la angustia emocional y el trauma de estar perdiendo a su amado perro, ella se gastó la suma de £13.000 (18.000 dolares) en facturas de los veterinarios para salvar a su perro rescatado.
Ella dice que valió la pena cada centavo. «Nunca me di por vencido con él», dice ella. «Todo el mundo me decía que lo pusiera a dormir, pero nunca lo consideré. Yo sabía que no estaba listo para morir y tenía razón».
Mishka es un verdadero sobreviviente. Antes de llegar a la casa de Natalia en junio del año pasado, él había sido rescatado del comercio ilegal de carne de perro en Tailandia por la organización británica Soi Dog.
También había estado en un accidente de auto y necesitaba un reemplazo de cadera antes de unirse a cientos de otros sobrevivientes del comercio de carne de perro en las perreras.
Gasta más de 18 mil dolares para salvar a su perro rescatado
Natalia, que siempre creció con perros quiso darle una oportunidad a un perro rescatado y adoptó a Mishka. Ella había oído hablar de esa organización y los contactó, le enviaron algunas fotografías de los que están disponibles para adopción y de inmediato Natalia sabía cuál quería. «Me enamoré de él en una fracción de segundo, era sólo por la forma en que sonrió. Sonríe todo el tiempo».
Se instaló muy bien en casa de Natalia, pero unas semanas más tarde de su llegada, mientras daban un largo paseo, ella se dio cuenta de que cojeaba. Luego empezó a gritar y su pata empezó a temblar. «No podía controlarlo», dijo Natalia.
Ella lo llevó al veterinario inmediatamente donde le sacaron radiografías. La noticia fue terrible. «El veterinario dijo que la placa insertada durante el reemplazo de cadera se había desprendido, es raro pero sucede», dice Natalia. «Y la única opción era amputar la pata de Mishka».
Después de consultar a otros expertos veterinarios, Natalia se dio cuenta de que no había otra opción y en octubre del año pasado a Mishka lo operaron.
Pero mientras que la operación salió bien, Natalia sabía que algo estaba muy mal con su perro cuando regresó de la anestesia. «No podía quedarse sentado durante más de tres o cuatro segundos, él no estaba comiendo y se quejaba», dice ella. «Entonces, después de unos días, la zona de la amputación empezó a exudar de la infección».
Mishka fue operado
Por casi tres semanas su veterinario luchó para controlar la infección, y con el tiempo los resultados de laboratorio mostraron que era resistente a todos los antibióticos. Mishka estaba muy mal. «Dijo que podíamos poner a dormir a Mishka o comenzar a facturar alrededor de los mejores cirujanos veterinarios del país», dijo Natalia.
Eran pocos los veterinarios que tenían amplias instalaciones, necesarias para tratar a un perro tan enfermo como Mishka. Finalmente, uno de la Royal Veterinary College (RVC) acordó tratarlo. «Me dijo: vamos a hacerlo, puse al máximo mis tarjetas de crédito y tenía una televisión y un coche para vender si fuera necesario», dice Natalia. «El cirujano abrió a Mishka dos veces para raspar todo el tejido infectado, con la esperanza de que volvería a crecer de forma saludable».
Pero no lo hizo. Tres días después de llegar a casa, Mishka ya no podía ponerse en pie, no comía ni bebía y tenía un bulto del tamaño de una pelota de golf en la zona de la amputación. Era evidente que estaba muy mal.
Un día más tarde empezó a perder la conciencia y sus encías se volvieron de color azul y lo llevó de vuelta a la RVC. Lars Theyse, uno de sus principales cirujanos ortopédicos, se hizo cargo de él.
Eran necesarias imágenes por resonancia magnética y tomografía computarizada para esclarecer un diagnóstico del estado de Mishka. «Lars me llamó y dijo que eran malas noticias, la infección estaba en el hueso de la pelvis y se extendía muy rápido. Necesitaba amputar la pelvis de Mishka de inmediato».
Natalia haría lo que fuera posible para salvar a su perro rescatado
Iba a ser otro precio muy alto y Natalia ya no tenía dinero. Así que se dispuso a conseguirlo contra el reloj mediante car boot sale que significa: venta desde el maletero del coche, un tipo de mercadillo en el cual diferentes personas se juntan para vender diferentes bienes de segunda mano que tienen en sus casas y ya no necesitan. Ella también vendía pasteles y creó un recurso de crowdfunding para conseguir parte del financiamiento para los gastos veterinario de Mishka.
Mientras tanto, la operación siguió adelante y dos semanas más tarde, justo antes de Navidad el año pasado, Mishka finalmente llegó a casa. «Fue como un milagro, que finalmente estaba mejor», dice Natalia. «En cuestión de semanas empezó de nuevo, persiguiendo conejos a través de huertos y corriendo alrededor de mi perrito Florence», dijo ella.
Es difícil imaginar que hace apenas seis meses atrás, este perro de 8 años de edad, tuvo un desafío tan grande y que estaba desesperadamente luchando por su vida. Ahora, él sin pasa obstáculos, salta y corre a través de los túneles en sus clases de agilidad, en verdad que es difícil creer que Mishka hace todo esto y más sólo con tres patas.
«Él es mi héroe y vale la pena cada centavo que he gastado en él. He aprendido mucho de él. Cuando me ve decaída, me ha enseñado a ser positiva. Él puede lograrlo todo y con empeño», dijo Natalia. «Nunca se da por vencido y nunca voy a renunciar a él».
Más información: Daily Mail
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