Lamentablemente a todos nos llega el momento donde debemos aprender a dejar ir lo que más amamos, y está dura lección de vida la vivió recientemente Carlos Fresco con su amado labradoodle, Monty de diez años. La pareja de amigos había pasado por muchas cosas juntos, en especial durante el último año y medio. Y por más triste que fuera su siguiente aventura, Carlos estuvo al lado de su amado perro hasta su último aliento.
En los últimos meses, Carlos se enteró de que a Monty no le quedaban muchos días de vida. Su perro con cáncer en la sangre estaba viviendo sus últimos días, así que decidió realizar una última aventura a su lado.
El hombre ha compartido la vida con su peludo desde que era un pequeño cachorro y, desde entonces, la pareja ha vivido cientos de aventuras por las extensas colinas del Reino Unido.
Hombre lleva a su perro con cáncer a una ‘última aventura’

Carlos le dijo a The Brecon & Radnor Express:
«Sabía que Monty se estaba muriendo porque su cáncer había regresado. Fue diagnosticado hace 18 meses y respondió muy bien a la quimioterapia. Pero desafortunadamente, su leucemia regresó hace ocho semanas y empeoró muy rápidamente».
Un amigo cercano de Carlos, que vive en Brecon, Gales, tuvo un problema de salud y debía viajar desde Londres para ser atendido por su médico. Carlos se ofreció a llevarlo y vio esta oportunidad como una señal para realizar una última aventura junto a Monty, así que lo llevó con él.

Ya en Brecon se quedaron en casa de algunos amigos, lo que les dio la oportunidad a Carlos y Monty de viajar hasta la cima de Pen y Fan; fue increíble, muchos caminantes se detuvieron para saludar y conocer a Monty, además lo ayudaron a subir a la cima con la ayuda de una carretilla que Carlos adecuó.

Carlos dijo:
«Le encantaban las caminatas por las colinas e improvisamos y lo llevamos de paseo por los maravillosos faros. Aunque estaba débil, disfrutó de todo el alboroto y la atención recibidos por tantos simpatizantes».

Monty estaba muy feliz de ver los hermosos paisajes y de conocer a otras personas a su paso; el perro siempre se caracterizó por ser adorable y todos los que se acercaban quedaban conmovidos al conocer su tierna historia.
Las personas estaban tan identificadas con el gesto de Carlos, que se ofrecieron para ayudarlo a empujar la carretilla hasta la cima de la montaña.
Carlos agregó:
«La gente de las colinas era muy amable e igualmente triste por su estado de deterioro. De hecho, unos completos extraños preguntaron si podían compartir empujando a Monty en su último viaje».

Desafortunadamente, la salud de Monty continúo deteriorándose durante la estadía en Brecon, y al paso de algunos días el perro con cáncer falleció a los pies de su amado amigo y compañero de aventuras.
Carlos comentó:
«Aguantó hasta la mañana después del día del padre. Miré por encima del colchón y se había ido. Sin embargo, se veía tan tranquilo y me alegro de que hubiéramos ido juntos a una última aventura».

Luego de esto, Carlos llevó a Monty hasta su casa en Londres y decidió enterrarlo en su Jardín, para sentirlo siempre cerca, el dulce peludo siempre será parte de su vida.
Finalmente, el hombre agregó:
«Ese pequeño tocó tantas vidas. Hizo sonreír a todos con los que entró en contacto y tomarse un momento para reflexionar sobre cómo a veces la vida no es tan mala. Nuestros pequeños compañeros nunca juzgan, siempre están ahí esperándote y te ofrecen consuelo cuando las cosas no han ido bien».