Un día de San Valentín, Jaelle, residente de la ciudad de Quebec, Canadá, se llevó una sorpresa cuando en su patio trasero apareció a un gato naranja, rascando la puerta para que lo dejaran entrar.
La mujer cuenta que en su vecindario nunca había visto al felino deambulando y que su estado la conmovió.
Jaelle trabaja como voluntaria para One Cat At a Time, por lo que de inmediato le abrió la puerta para que el gatito pudiera entrar ya que el invierno era bastante fuerte en ese momento.
Gato aparece en el patio, toca la puerta y pide entrar

El felino tenía una apariencia bastante demacrada, tenía hambre, estaba sucio y parecía estar muy enfermo.
Ella se acercó a Marie Simard, fundadora de One Cat At a Time, para pedirle ayuda. Le envió fotos del animal; tenía que intentar ayudarlo, aunque sabía que el centro no estaba aceptando gatos adultos.

Marie dijo a The Dodo:
«Tan pronto como vi la foto, me rompió el corazón y le dije que lo llevara a nuestra clínica asociada para que lo evaluaran. Su rostro decía todo lo que había que decir”.

Luego de ser ingresado a la clínica, se le realizaron una serie de exámenes que determinaron múltiples enfermedades las cuales debían ser tratadas de manera inmediata.
Tenía muchas pulgas, heridas en todo el cuerpo, picaduras, dientes podridos, diabetes y también dio positivo para el virus de la inmunodeficiencia felina, además de algunos problemas respiratorios.

Pero su estado no fue impedimento para agradecer a sus cuidadores por toda la atención que estaba recibiendo.
Marie dijo:
“Fue muy amable con los empleados de la clínica. Le sacaba la pata de la jaula al veterinario para que la gente lo acariciara».

Marie nombró al gato Aslan, en honor al león de la película «Las Crónicas de Narnia». Le afeitaron el pelo enmarañado y lo medicaron; él solo ronroneaba mientras los cuidadores hacían su trabajo.

Con el pasar de los días, Aslan empezó a mejorar y se fue a vivir a un hogar de acogida donde se hizo amigo de todos los integrantes del lugar.

Una gatita llamada Cleo, compañera del refugio, se encariñó con Aslan desde el momento en que llegó. La conexión entre esos dos fue tanta, que nunca se separaron y en todas las intervenciones que se le hicieron al gatito, su amiga estuvo ahí para cuidarlo y llenarlo de muchos abrazos.

Jaelle, madre adoptiva provisional de Aslan, no planeaba tener otra mascota, pero viendo el vínculo tan fuerte que se formó entre él y Cleo, sintió que no podía separarlos; formaron una pareja única y adorable.


Hoy, Aslan es un regalo para esta familia que lo acogió, encontró un lugar donde lo aman, con todas las comodidades que siempre mereció y donde no tiene que preocuparse por sobrevivir como lo hacía.